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domingo, 24 de febrero de 2013

Puente de Villarin. Valdeteja (León)



En esta entrada te presentamos el Puente de Villarín, puente de origen romano, hoy restaurado, que se encuentra sobre la calzada romana de Vegarada, que permitía la comunicación entre la Meseta y Asturias.


La calzada partía de Lancia cerca del Puente de Villarente, como una arteria de la calzada reseñada como nº1 en el Itinerario de Antonino, ascendiendo más o menos paralela al río Porma. Al llegar a Ambasaguas, donde se unen los ríos Porma y Curueño, se dividía en dos una que seguía el trazado del río Porma y otra que seguía el cauce del Curueño, hasta el puerto de Vegarada para desde allí descender, ya en Asturias, por el valle del río Aller, hasta Collanzo, en donde se uniría nuevamente con el ramal que ha ascendido por el río Porma hasta llegar al Puerto de San Isidro.

Esta calzada fue utilizada ampliamente por ganaderos y arrieros y se completaría con la construcción de nuevos puentes y más modernamente con el trazado de la carretera LE-321 que ha dejado algunos tramos de la antigua calzada romana ocultos bajo ella.

El puente de Villarín se encuentra en el punto kilométrico 13 de la LE-321 en el término de Valdeteja. Allí, el paisaje está formado por unas inmensas moles de piedra erosionadas a lo largo de los siglos por la acción del río Curueño. Sobre él se levanto este puente para permitir el paso al Valle de Villarín del que recibe su denominación.  Se trata de un puente de un solo ojo realizado en sillería de piedra. Está ligeramente inclinado. Recibe, también, la denominación de “Puente Mocha” debido a que durante tiempo careció de pretiles o defensas. Fue restaurado en el año 2002 por canteros de la zona.

















































Enlaces relacionados:

Caseríos de Valdeteja
 
 
 




domingo, 3 de febrero de 2013

El Castillo y la Iglesia de San Miguel de Grajal de Campos (León)











Grajal de Campos debe a Hernando de Vega la construcción y reforma de los tres edificios más significativos de la Villa, el Palacio, el primer Castillo íntegramente artillero de España y la Iglesia de San Miguel.
En 1412 el pueblo pasó a ser señorío de la casa de Vega, pero fue Hernando de Vega, a principios del siglo XVI, el que mediante la construcción del castillo y del palacio dio un realce importante a esta población, que ya existía en el año 989, ya que las crónicas nos hablan de su destrucción por Almanzor. Posteriormente el rey Alfonso III el Magno construyó un palacio, en el que años más tarde, fallecería Raimundo de Borgoña, suegro de Alfonso VI.

Hernando de Vega ocupó cargos muy relevantes en la corte, fue Presidente del Consejo de las Órdenes Militares, Consejo de la Reina y Comendador Mayor de Castilla. Estuvo casado con Blanca Enríquez de Acuña. Le sucedió su hijo Juan de Vega, quien también ocupo cargos relevantes en la corte de Carlos I, fue Contador Mayor de Castilla, Caballero de la Orden de Santiago, Virrey de Navarra y de Sicilia. 

El castillo se comenzó a construir a principios del siglo XVI, posiblemente sobre el lugar que ocupó otro castillo. Está situado al norte de la localidad. Es de planta cuadrada con cubos en los ángulos y está construido con sillares de piedra caliza. Los muros y el arranque de las torres están ligeramente inclinados. Consta de tres plantas y tiene troneras para la artillería. Conserva un cañón, que curiosamente apunta al pueblo. Tenía foso con un pequeño puente que daba acceso a la única puerta de acceso.


La construcción del castillo, que es uno de los mejor conservados de la provincia, debió responder más a la idea de someter al pueblo y demostrar el poder del señor frente a sus súbditos y a terceros, no en vano desde el castillo se domina toda la villa, que a motivos bélicos o defensivos. Es Monumento Nacional desde 1931.



Contemplando los lienzos del castillo aparece al fondo la torre de la Iglesia de Miguel Arcángel. Esta iglesia, que destaca por sus dimensiones, se comenzó a construir en 1516, tiene planta de cruz latina con tres naves. Existe un pasadizo que comunica el palacio con la Iglesia, de tal forma que los Señores de Grajal, en una capilla privada, abierta a la nave central por una ventana enrejada, desde la que se domina toda la iglesia, podían asistir a los oficios religiosos sin necesidad de mezclarse con el pueblo.

La Iglesia está realizada en ladrillo al igual que su torre, que destaca por su altura y por sus cinco esquinas. En cada uno de sus lados hay vanos con arcos semicirculares recuadrados. Está rematada con un chapitel y una linterna.

Tiene una portada lateral, en ladrillo, de aspecto románico.